DEL BLANCO AL TINTO

   Un transitar que nos lleva a ver el vino como una obra de arte; sutil, mágico, misterioso, elegante, excitante, divino.Un universo diferente, de colores, aromas, sabores, que se une a quien lo desee, fusionandose  en un solo ser. Solo el que se ha sumergido en este exquisito mundo, sabe a que me refiero. "El Vino," hasta su nombre es tentador, provocativo, enigmático.
Una obra de arte nos muestra mil caras, mil motivos, mil razones, de como apreciarla y entenderla según las vivencias y experiencias de vida de cada ser humano, pero en el fondo el cimiento es uno para todos, así es nuestro referenciado, tiene una base pero vista desde miles de perspectivas diferentes.
El vino es como una obra de arte donde se aprecia al que lo hace por su inspiración, la diferencia radica en que, en esta obra hay varios creadores donde cada uno coloca  su aporte, luego que la naturaleza ha dado su magia como punto de partida, puede ser muy costoso o de un valor muy asequible, es viajero, no hay continente que no lo conozca, nos acompaña en momento de alegría y gozo pero también en momentos de tristeza y desesperanza, es políglota y polifacético, nos permite romper el hielo y nos lleva al logro de  grandes amistades.
A mis queridos lectores les agradezco su tiempo, a los que conocen del tema en cuestión, disfrutemos este oasis de color,aroma y sabor, y a los que no, les invito cordialmente a ser participantes de una experiencia de vida, única e inolvidable.

Fuente: Eufemia Urbina




El Vino

En la historia
La historia del vino es tan antigua como la humanidad. Por ello el vino ha imprimido un marcado carácter a las civilizaciones y a los pueblos que han sabido elaborarlo y apreciarlo. El hombre prehistórico sabía con toda seguridad cómo elaborar vino, y los paleontólogos han encontrado fósiles que parecen vestigios de orujo o uvas prensadas. Los más antiguos escritos humanos, incluyendo las tablas de arcilla cuneiforme de Babilonia, o los papiros del antiguo Egipto, contienen numerosas referencias al fruto fermentado de la vid. La civilización cristiana ha querido transmitirnos el simbólico concepto de la creación del vino por Noé. Sin embargo, la elaboración del vino fue una práctica corriente en Oriente Medio y parte de la China (3000 años a. C).
Una de las cepas mejor conocidas en tiempos faraónicos fue la Kankomet que se cultivaba en los viñedos de Ramsés III (1198-1167 a. C.). El vino se menciona más de 200 veces en la Bíblia, y el hecho de ser elegido por Jesucristo como parte importantisima del ritual fundamental del culto cristiano no hace sino reflejar con luz meridiana la importancia extraordinaria que para los judíos de aquella época tenía el vino.
Hasta el siglo XIX, la mayoría de los vinos que se consumían eran siempre vinos del año debido a las dificultades de conservación. Con Pasteur puede decirse que nació la moderna Enología, que es en cierto modo la medicina del vino.